Santiago de Compostela, Ca. 1425. Plata sobredorada, esmalte y piedras preciosas

Esta pieza forma parte del conjunto de imágenes de devoción encargadas por el arzobispo Lope de Mendoza para su oratorio privado, posteriormente adquiridas por su sucesor, Álvaro Núñez de Isorna y que, por fin, se incorporaron al Tesoro catedralicio. Se conservan cinco de esas imágenes, de rostros individualizados y en las que cada personaje se identifica por sus respectivos atributos, en el caso de San Pedro, por el libro y las llaves que porta, respectivamente, en sus manos izquierda y derecha; así como por la inscripción, en caracteres góticos, de su corona.